Onda de sonido:  Hoy, amo a los demás amándome a mí mismo”.

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Alguien me dijo recientemente que las ideas son como ángeles que nos visitan.  Se quedan contigo por un tiempo, pero si no se dan cuenta, con el tiempo volarán hacia otra persona.  Qué hermosa manera de decirle a alguien que actúe.  Hoy les escribo sobre el amor.

“Ama a los demás amándote a ti mismo”.  Gasté $749 para que alguien me dijera esto.  El consejo se dio durante una conversación de 45 minutos que pretendía ser el inicio de 7 sesiones de coaching.  Cuando resonó, una pequeña chispa se encendió en mi mente y corazón.  Mis sesiones de coaching “vencieron” antes de que pudiera usarlas, pero aproveché al máximo el dinero gastado meditando en el concepto diariamente.

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Revisar el concepto cada día fue como encender una cerilla en una caja de cerillas: una chispa, otra chispa y otra chispa, hasta que finalmente llega la llama.  Mi corazón se siente más lleno y mi viaje más ligero.  Consejos caros, lo sé.  Este es el mundo en el que vivimos, donde si estás dispuesto a pagar por ello, la sabiduría y la orientación pueden costar tanto como el alquiler de alguien.

Mirando hacia atrás en el tiempo a través de mi lente de 36 años, cuando era un niño que crecía en los suburbios de Nueva Jersey, creía que el "trabajo duro" haría que todo encajara, que mi vida podría ser una especie de utopía.  La gente me querría, podría vivir donde quisiera, tener una casa hermosa, ganar buen dinero y hacer que las cabezas giraran en todas partes porque estaba bien vestido y bien formado.  Haría listas muy específicas detallando cómo quería ser a los 26 años, hasta el largo de mi cabello.  ¿A quién amaba cuando hice estas listas?  No quién, pero ¿qué?  Una distracción.  Una falsedad.  El sistema de creencias estadounidense inventado que nos ha sido alimentado durante generaciones.  No es culpa de nuestra familia, es lo que es, y no ayuda culpar a nadie de todos modos.

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Mientras amaba este marco ideológico en mi cabeza, mi propia sombra se puso tensa: olvidarse de respirar conscientemente y dejar de lado la gratitud era una norma.  Decidí, esta no es manera de vivir.  Prefiero reconocer mi conexión con todo lo que me rodea, para que mi gratitud se amplifique y se lleve en el viento como feromonas.  El concepto de este estado se siente tan bien.  No más esperar el fin de semana o el día de vacaciones planeado para vivir.  No estoy esperando a que se arregle este sistema.  Que broma.  Estoy regalando esta vida, pasándola por alguien que tiene hambre de esta vida (y rezo por ellos también).  Mi bebé y yo estaremos bien.

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A cambio…

Amor más profundo.  La vida. Crecimiento sin medida.  A pasos agigantados más allá de lo que puedo imaginar.  Ni siquiera vale la pena intentarlo porque me distrae de lo que es ahora.  Me mantengo presente.  Listo para experimentar el mundo sin el refugio de “Mr. Charlie”, pero protegida por alguien dispuesto a hacer lo que sea necesario para cuidar de ella y su familia: yo.  Darme cuenta de que mi pasión y yo somos suficientes para generar abundancia en mi vida en todas las áreas que importa, es uno de los hitos espirituales más grandes que he experimentado.  

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Con mucha gratitud—Jaime

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en español

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Onda de sonido: “En este día, amare a los demás por amarme a mi misma.

Hace poco tiempo, alguien me dijo que las ideas son como ángeles que nos visitan de vez en cuando.  Se quedan por un rato, pero si no están realizados, nos dejan y vuelan hasta la próxima persona.  Que manera tan bella llamar a alguien a tomar acción.  Hoy, te escribo sobre el amor.

<<Amar a los demás por amarse a su misma.>>. Gaste 749 por alguien decirme esta frase.  El consejo vino durante una platica que empezaría 7 reuniones con un “maestro de la vida”.

Al recibir el mensaje, una chispa llego a mi mente y al corazón.  Pase dias meditando en las palabras.  Visitando el mensaje cada día fue como una cerilla que da después fuego de varios intentos.  Mi corazón se siente más grande y mi viaje más ligero.

Mirando hacia atrás por la perspectiva de una mujer de 36 años, cuando era una niña esperaba que, al trabajar duro, todo llegara en su lugar y que mi vida sea un paraíso.  La gente me gustaría, podría vivir donde quisiera en una casa maravillosa, ganar mucho dinero y llamar la atención de todos con mi figura y vestidos lindos.

Escribí listas muy especificaciones con los detalles… hasta cuan largo mi cabello estará a los 26 años de edad.  ¿Pero al escribir estas listas, quien amaba?  ¿No a quien, pero a que?

Una distracción.  Una mentira.  La mentira americana que empezamos a comer desde la infancia en este país.  No es la culpa de nuestros familiares – sea lo que sea y no ayude a nadie darle la culpa.

Mientras me enamoré con este concepto en mi mente, hasta mi propia sombra sentí el estrés.  Olvidando la existencia de mi respiración y olvidando dar las gracias por la vida fue completamente normal. Decidí que ya no quiero vivir así.  

Prefiero examinar mi conexión con todo en mi entorno para que mi agradecimiento esté alerta y el viento se lo lleva como feromonas.

Al imaginarme en este estado… me siento bien.

Ya no voy a esperar hasta los fines de semana para vivir la vida que deseo.  No voy a esperar para este sistema a repararse.  ¡Jamás!  

Como un regalo estoy pasando esta vida a alguien que la desea (oro por ellos también).  

En cambio…

Amor profundo.  Vida.  Crecimiento espiritual.  Mejor de lo que puedo imaginar y no intento imaginarlo porque me distrae de lo que importa ahora.

Me quedo en el momento.  Estoy lista para entregarme en el mundo sin techo fabricado por el sistema. El nuevo techo será mi propia invención que da la mejor protección.

Realizando que mi pasión es suficiente para crear una vida abundante, lleno de todo lo que necesito, es el logro mas importante de mi vida.

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